Editorial Cátedra, 2017
La imagen, como objeto historiográfico y fuente documental de suma utilidad, parece estar constituyendo en la actualidad un campo de investigación interdisciplinar que algunos denominan "historia de la cultura visual"; donde, sobre todo, confluyen la Historia y la Historia del Arte.
Así, el estudio de la iconografía, desde una perspectiva diferente a la tradicional, otorga una especial relevancia al contexto y el acervo ideológico-cultural en el que surge y cumple su función. Del mismo modo, a la influencia ejercida por los hábitos y usos visuales de cada etapa histórica, decisivos en la manera de ver y entender las imágenes.
El arte, pues, es una consecuencia de las instituciones sociales de su entorno, mas ello no impide que sus artífices puedan transgredir las normas estilísticas refrendadas.
A partir de este prisma metodológico, el libro explora el impacto del discurso ascético-espiritual en la producción artística de la Contrarreforma, pero desde el punto de vista de la religión. En un periodo histórico en el que la Iglesia se benefició de las cualidades seductoras y conmovedoras del arte, de su virtualidad ritualista y ceremoniosa, en aras de la transmisión y consolidación de principios ético-piadosos paradigmáticos.